3 junio, 2019
Este domingo El Espectador compartió un reportaje sobre el viaje de fin de semana que el periodista Ramón Campos Iriarte realizó a Caracas para ver con sus propios ojos la situación política y social que vive Venezuela.
Última actualización junio 3, 2019 a las 12:00 pm
En un viaje de trabajo parecido más a una visita turística, el periodista Ramón Campos Iriarte y su compañero Alejandro, en una especie de misión a lo Batman y Robin, pudieron ver con sus propios ojos una de las tantas y complejas situaciones que vive Venezuela del cual nació un reportaje que vale la pena contrastar con el publicado por un medio español este lunes 3 de junio titulado “ABC entra en el hospital de la muerte en Caracas”.
La RAE define el periodismo como la ‘actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico’.
Ahora bien, todos los periodistas se deben al tratamiento imparcial de la información, algo que Ramón Castro y Alejandro intentan reproducir ante el amarillismo que satura los medios colombianos sobre la tragedia que viven los venezolanos día a día, pero ¿basta un fin de semana hospedados en un hotel a $97 dólares la noche, una rumba en uno de los pocos lugares de esparcimientos que sobreviven a la crisis, cuatro pizzas, doce cervezas, visita al Country Club y un juicio entre opositores de tez blanca vs vendedores ambulantes de tez morena para conocer la situación de todo un país? El reportaje de ABC diría que no.
‘La Caracas que no nos cuentan’ está lleno de sesgos, propios de alguien que concibe a la capital de Venezuela como el escenario de protestas en el que murieron decenas de personas en 2014 y 2017. El país está en 2019 aunque aquellas zonas que no sirven para hacer turismo hallan retrocedido 100 años por la precariedad en los servicios básicos de los que se puede huir por $97 dólares la noche.
Del otro lado, el periodista V. S. De Abreu, también motivado a dar un tratamiento imparcial a la información sobre la muerte de niños en el Hospital JM de los Ríos en Caracas, decidió ver con sus ojos, algo que los medios españoles tampoco estarían contando en su país.
“Entrar al Hospital de Niños es desnudar la crisis que sufre Venezuela desde hace más de diez años, pero que en el último lustro se ha acentuado. La seguridad del recinto médico es extrema. Solo ingresan los pacientes con sus familiares, el personal médico y el administrativo, el resto debe aguardar en el patio o en lugares adyacentes. Todo el acceso está milimétricamente controlado. El centro está blindado. Al régimen no le interesaba testigos incómodos de lo que está sucediendo en el J.M. de los Ríos. Sin embargo, ABC logró acceder a sus instalaciones”.
Fragmento del reportaje ABC entra en el hospital de la muerte.
Durante las tres horas que pudo recorrer dentro del que fue el hospital pediátrico con mejor atención de Latinoamérica, Abreu recogió de la voz de familiares y doctores la realidad que viven cientos de menores enfermos que viven en la capital, el mejor lugar en donde un niño venezolano con cáncer podría recibir tratamiento en todo el país.
Vale hacer una comparación entre el periodista colombiano y el español que podemos desnudar en los testimonios de quienes sirven como fuentes de la realidad de Venezuela.
Ramos Campos hace mención del programa CLAP en donde su entrevistado revela con orgullo: “Si a mí me falta algo, le pido a mi hermano y viceversa. Somos pobres, pero nos las arreglamos, la comida no falta”. Para luego asegurar que varios de los productos que entrega el gobierno son importados cuando en realidad la mayoría lo son.
Por otro lado, Abreu desnuda en su reportaje el testimonio de una de las madres que espera un milagro para salvar la vida de su hijo de cinco años diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda cuando tenía dos años.
«Esos niños que murieron tenían grandes posibilidades de recuperarse. Mi hijo es muy pequeño para entender que ellos no estarán más con nosotros. Nosotros los conocimos y compartimos porque iniciamos este proceso juntos. Me pregunto si me tocará pronto pasar por lo mismo que esas madres».
Ani Camacho, madre de Zabdiel Amaya.
Es cierto que, en los ciclos noticiosos, la paz no vende, pero habría que considerar el rol de un periodista que quiere vender paz mientras come pizza y bebe cervezas para conocer la verdad cuando a pocos metros de ahí muchas historias dejan de ser contadas porque a un gobierno no le conviene que se sepa la verdad que le arrebata la paz a familias enteras, tal como sucedería si hiciera el mismo ejercicio en Cuba.
La Caracas que no nos cuentan. Leer aquí
ABC entra en el hospital de la muerte en Caracas, leer aquí.
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