10 julio, 2020
El cantante nacido en Becerril, Cesar, fue descubierto por el acordeonero Emilio Oviedo durante una presentación en Chimichagua. Esta es su historia real.
Última actualización julio 10, 2020 a las 08:06 pm
La única deuda con el folclor que tiene Emilio Oviedo es la corona del Festival Vallenato. Ganó en la categoría Semiprofesional, creada por Alonso Fernández Oñate, en 1969.
Un golpe eterno para el acordeonero nacido en Costillas, corregimiento del Municipio de Pelaya, Cesar, que tiene la fama de haber descubierto el talento en cantantes como Jorge Oñate, Rafael Orozco, ‘Beto’ Zabaleta, Diomedes Díaz, Farid Ortiz, entre otros.
Oviedo contó la manera de cómo conoció a Rafael Orozco, cuando simplemente era un cantante aficionado, sin proyección de grabar y en uno de los rincones más apartados del Cesar.
TE INTERESARÍA LEER: ¿Por qué dicen que Pablo Escobar vengó la muerte de Rafael Orozco?
Rafael Orozco, impuso su propi estilo en el vallenato, romántico de principio a fin, sin perder cadencia y mucho menos estilo al vestir. Aunque era seguidor de los Hermanos Zuleta, ‘Poncho’ y Emiliano.
‘El ídolo’ fue toda una revolución y llegó hasta burlarse de Diomedes Díaz, su más grande contrincante en el ámbito musical.
¿Cómo intuía usted que un cantante lograría el éxito?
Yo venía grabando hace mucho tiempo, desde 1964, cantaba y tocaba, a Discos Fuentes le gustaba lo que hacía y fueron cuatro trabajos discográficos, hice otros en Sello Metrópoli y Victoria, pero no pegué. Me puse a pensar y a descubrir cuál era lo negativo mío, por qué no podía pegar como los otros acordeoneros (Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa, Luis Enrique Martínez, entre otros), pero descubrí que mi voz no era comercial, fue cuando me recomendaron a Jorge Oñate (1968) para que lo dejara cantar una canción y decidí independizar el acordeón con la voz. En ese trabajo (Festival Vallenato – Los Guatapurí -) Oñate cantó ocho canciones y yo cuatro; Jorge se quedó en Bogotá y yo volví a grabar otro disco en el sello Tropical y tampoco pegó, allí fue que decidí buscar cantante y encontré a Rafael Orozco.
Fue en Aguachica cuando fui a una feria. En esa ocasión me invitó el secretario de Educación Departamental, José Díaz Cuadro, me puso a cantar en la carretera que estaba destapada y había mucho polvo, cuando quise llegar a Aguachica no tenía voz.
En un almuerzo que estaba tocando se me presentó Rafael Orozco y me advirtió que yo estaba muy mal, que si quería me ayudaba a cantar una canción, le dije que sí y le pregunté cuál, me respondió que de los hermanos Zuleta la que quisiera y tocamos ‘El trovador ambulante’.
TE INTERESARÍA LEER: Hijas de Rafael Orozco levantan pasiones en traje de baño – FOTOS
Me gustó tanto que lo cité al final de la parranda y él me comentó que estaba ahí tocando guacharaca con Julio De la Ossa, así fue como lo invité para vernos en Valledupar y luego comenzamos a tocar paseos y fiestas familiares, después nos fuimos para Honda, Tolima, con el fin de quedarnos en Bogotá buscando grabación.
Cuando grabamos y pegamos se fue para Barranquilla a estudiar y allá se conoció con Israel Romero, que estaba con Daniel Celedón, hicieron la unión y a mí me dieron el golpe en una reunión en el Hotel Sicarare (Valledupar). Aunque Rafael Mejía, dueño del sello, dijo que no aceptaba la separación, Rafael Orozco comentó que si lo ponían a cantar conmigo lo haría como ‘Juancho’ Polo y a mí no me gustó la frase, fue cuando sentencié que se fuera tranquilo que yo buscaba otro.
Del Hotel Sicarare, en Valledupar, salí para El Molino a buscar a ‘Beto’ Zabaleta, no lo conocía, pero me habían hablado de él. No lo encontré, se había ido para Bogotá a buscar grabación y no encontró. Lo contacté y comenzamos a grabar el trabajo, que fue un salto más grande que el de Rafael Orozco porque ‘Beto’ se acomodó más a mi acordeón; hicimos tres discos y luego ‘Beto’ Villa se enamoró de su voz; le regaló ganado y una cantidad de cosas, resulta que hicieron la unión y después Zabaleta me llamó para que no viajara a tocar porque tenía otro acordeonero.
A mí me autorizaron en Codiscos para que le buscara un cantante a Náfer Durán, pero me recomendaron de manera especial que consiguiera a César Castro, un tipo de la sabana que vivía rodeado con Los Corralejos de Majagual. Yo quería ayudar a Diomedes porque me pedía mucho que grabáramos y yo en esa ocasión tenía a Rafael Orozco. No podía tener dos cantantes, fue así como llamé a Codiscos y comuniqué que tenía el cantante para Náfer y no era César Castro, sino el compositor de ‘Cariñito de mi vida’, que la habíamos grabado con Rafael. Me dieron la orden para prepararlo y llevarlo a grabar en Medellín.
Cuando estábamos en Medellín llamaron a Rafael Orozco para renovar el contrato con Codiscos, el primero era muy pobre y con el auge que había cogido el grupo debían remunerarnos mejor. En el primer disco nos dieron 2.500 pesos a cada uno y nos subieron a 20.000 pesos, además nos pusieron una mensualidad de 12.000 pesos.
Al llegar Rafael Orozco al estudio de Codisco en Medellín vio a Diomedes en gerencia y le preguntó a Rafael Mejía por él, fue donde le contestaron que iba a cantar con Náfer Durán; ‘Rafa’ soltó la risa y dijo ‘quién dijo que Diomedes canta, Oviedo se volvió loco. Yo para cantarle la canción tuve que adivinarla’. Eso se quedó así y al rato cuando terminó la reunión, Rafael Mejía dijo que iba a enviar a Diomedes para Valledupar, pero yo le expliqué que el comentario había sido por competencia y que iba ayudar a Diomedes. Me comprometí y comenzamos la grabación.
Diomedes se llenó de nervios, había escuchado el runrún de que lo querían devolver, compró una botella de ron, la metió a una mochila y comenzó a tomar encerrado en la cabina donde estaba cantando. Al rato se fue en vómito, fuimos a buscarlo y estaba vuelto nada, así lo cogí y me lo llevé para el hospital y lo hidrataron, por esa razón fue que Diomedes apenas cantó unos cuantos temas en el CD con Náfer. Yo lo saqué como compositor, cantante y lo bauticé ‘El Cacique de La Junta’.