31 marzo, 2021
El hijo del Jilguero de América contó en exclusiva sus impresiones y lo que causó ser hijo por fuera del matrimonio.
Última actualización abril 6, 2021 a las 05:41 pm
El dolor, la tristeza y la ausencia de Jorge Oñate marcan los segundos de su hijo, Jorge Antonio Oñate Dangond.
El hijo del Jilguero de América contó para PRIMERA LÍNEA, en exclusiva, cómo es su vida, qué causó ser hijo por fuera del matrimonio de Jorge Oñate, cuál será su futuro en la música y otros detalles más que nunca había revelado.
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Jorge Antonio Oñate Dangond es abogado de profesión y en homenaje al cantante que falleció el 28 de febrero de 2021, presentó la canción ‘El cariño de mi pueblo’, de Gustavo Gutiérrez, abriendo la esperanza para quienes sueñan con ver la continuidad del legado del ‘Ruiseñor del Cesar’ en el vallenato.
Jorge Antonio Oñate Dangond es un hombre de 27 años de edad, nacido en Barranquilla, pero de Valledupar y La Paz. Soy el menor de mis hermanos de parte de padre y de parte de madre también. Mi mamá se llama María Claudia Dangond, una mujer inigualable y con unas bondades de admirar. Estudié derecho en la Universidad Autónomo del Caribe, graduado en julio del 2020.
No lo hizo porque yo le dije que no lo hiciera, en varias ocasiones me expresó efusivamente que quería saludarme en el CD que en el momento estaba grabando, yo en ese entonces no le daba importancia a eso, el solo hecho de poderlo acompañar a grabar una canción o poder compartir un día con él para mí era más que suficiente reconocimiento de su parte.
Es muy buena, a decir verdad, puedo asegurar que, a día de hoy, 31 de marzo de 2021, nunca he tenido una discusión ni discordia con ninguno de ellos a pesar de algunas diferencias que en vida tuve con mi papá (y que también pudimos solucionar), por el contrario, a todos les tengo mucho cariño, y a mis sobrinos también.
Si claro, yo puedo decir que casi que me críe entre mi casa y la casa de mi abuela Delfina Oñate (q.e.p.d.), junto con mi tía Amanda (q.e.p.d.), quien siempre la recuerdo. Y yo siempre pude ir a allá, no iba tanto como quisiera porque siempre he sido respetuoso y a temprana edad comprendí que había que ser prudentes y disfrutar a mi papá cuando Dios lo permitiera.
Yo siento que lo que más voy a extrañar de mi papá es su energía, su espíritu, ese que lo obligaba a ser el personaje que era y tener esas expresiones tan propias y únicas de él.
Muchas gracias por esos halagos que considero que no me merezco porque siento que tengo mucho por aprender y por dar de mí. Fue el deseo de mis padres, ambos, que fuera profesional en otro oficio diferente a la música, y yo siempre he pensado que el que obedece, no se equivoca. Hoy ya soy un profesional y tengo el espacio para formarme y entrenarme vocalmente en el proceso.
El legado musical de mi padre es una responsabilidad que principalmente a mis hermanos mayores, que son dos muy buenos artistas de cualidades diferentes, y a mí, nos corresponde representar. Sin embargo, Jorge Oñate es una institución sobre la cual se cimentó la música vallenata y es necesario que entre todos los que interpretamos nuestro vallenato, sigamos esa labor de mantener vivo el vallenato, respetando los patrones rítmicos y melódicos con el que él nació, como mi padre siempre nos enseñó en sus producciones musicales.
Si, en dos ocasiones me invitó a cantar en tarima. Él era enfático en que tenía que prepararme bien, aprender a tocar un instrumento, la guitarra preferiblemente para acompañarme, y estudiar técnica; él decía que ya esto no era como cuando él salió, que se hizo “a punta de cañaña” y “perrenque”. A él le gustaba, él siempre quiso que sus hijos cantaran sus canciones y bueno, José Jorge y Jorge Luis vienen haciéndolo por mucho tiempo y ahora yo me uno a la causa, a que juntos seamos los principales representantes del legado de papá.
Yo siempre soñé con que una canción mía sonara en las emisoras locales y que mi papá se sintiera feliz al escucharme cantar, el tema es que él era tan competitivo que quizá nunca lo hubiera aceptado del todo. Esas eran las cosas que lo hacían especial a él. Jorge Oñate es irreemplazable e irrepetible, yo parto de la historia de él y de todo el catálogo musical que nos dejó, pero yo voy a luchar por escribir mi propia historia, que con el favor de Dios y si cuento con el cariño de la gente, podré lograrlo y siempre representándolo a donde quiera que vaya y teniéndolo presente, pero ¿reemplazarlo? Imposible.
Este homenaje es una expresión de gratitud muy sencilla, humilde y respetuosa hacia todos esos seguidores de mi padre que lo acompañaron durante su larga carrera musical, y en especial, a todos los que estuvieron presentes durante esos angustiosos momentos de su enfermedad del COVID-19 y luego su dolorosa e inesperada partida. Esos que hoy, un mes y tres días después todavía siguen escribiendo y llamando para saber cómo sigue uno y cómo se ha sentido. Y también conmemorando el día de nuestro natalicio, porque a Jorge Oñate hay que recordarlo siempre como el grande que fue y con sus canciones.