Por: Equipo Primera Linea


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Palestina, una causa más que justa

9 octubre, 2023

El movimiento Sionista por su parte tenía pretensiones aún mayores. Lo querían todo y se propusieron adelantar una limpieza étnica en Palestina.

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Última actualización octubre 9, 2023 a las 02:32 pm

Por: Imelda Daza Cotes

En nombre de los palestinos, Mahmud Abbas acudió al Consejo de Seguridad de la ONU para solicitar el reconocimiento de Palestina como un Estado legítimo, libre e independiente y como el miembro 194 de la ONU. Ante la 66 Asamblea de la ONU expuso los argumentos en un discurso que fue atronadoramente aplaudido. Son hechos enmarcados en un conflicto que lleva más de 60 años. Su comprensión exige un repaso a la historia.

Desde tiempo atrás, el territorio en discusión estuvo habitado por árabes -musulmanes, cristianos y judíos- que convivían pacíficamente. A comienzos del siglo XX empezaron a llegar extranjeros de religión judía, de distintas nacionalidades y sin ningún vínculo con la tierra Palestina. En 1947 la ONU decidió dividir en dos el territorio que estaba bajo ocupación británica y era gobernado como un Mandato: un Estado árabe en el 43% del área y otro judío en el 56%; el resto –Jerusalén- sería una entidad especial a cargo de la ONU. Estados Unidos, en nombre de la vergüenza que significó el holocausto, impulsó y apoyó la conformación del Estado de Israel; le interesaba además contar con un enclave amigo en el mundo árabe. Los judíos, unos 650.000, la mayoría recién llegados, habitantes de Tierra Santa, celebraron la decisión de la ONU y su Resolución 181. En Tel Aviv y en los kibutz bailaron y rezaron con verdadero entusiasmo. Esto deberían recordarlo quienes ahora se oponen a la solicitud de Palestina que pide mucho menos territorio del que le asignó la ONU en 1947.

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Los árabes se opusieron a la división de Palestina. Les resultaba incomprensible que extranjeros se apoderaran de su territorio ancestral y que los palestinos tuvieran que asumir los costos del antisemitismo occidental, del holocausto, de la inquisición y de los pogromos(movimiento zarista para exterminar judíos). Por eso se negaron, durante mucho tiempo, a reconocer a Israel.

El movimiento Sionista por su parte tenía pretensiones aún mayores. Lo querían todo y se propusieron adelantar una limpieza étnica en Palestina. Cometieron contra este pueblo las mismas injusticias que Alemania había cometido contra ellos. Se apoyaron en organizaciones terroristas como Haganá, Stern e Irgún, bajo la dirección de Ben Gurion y Begin. En marzo de 1948 Haganá inició la ejecución del Plan Dalet para destruir Palestina. Sucedieron masacres como la de Deir Yassin, desplazaron cerca de un millón de palestinos y destruyeron más de 500 aldeas y poblados. En 1967 ocuparon el resto de Tierra Santa. Los palestinos se refugiaron en países árabes vecinos y en Cisjordania y Gaza que son parte de su territorio, pero están ocupados por Israel. Vale decir, son refugiados en su propia tierra. Ni la ONU ni ningún organismo ha podido lograr el retorno de los refugiados ni aliviar las penurias ni las injusticias. Por el contrario, la confiscación de tierras por parte de Israel continúa, los asentamientos ilegales aumentan, el muro del apartheid se sigue construyendo. Los palestinos sólo dominan un 8% del área que históricamente les pertenece y ocupan apenas un 20% del territorio original.

Desde luego árabes y palestinos reaccionaron con violencia tambien. En 1974 surgió la OLP(Organización para la Liberación de Palestina) como movimiento político y militar que pretendía destruir a Israel y recuperar las tierras ocupadas por los judíos. Inicialmente no se planteó la creación de un Estado palestino independiente, pero más adelante se adoptó éste como un propósito. El desarrollo de los hechos, poco favorables a la OLP, llevó a aceptar en 1988 la partición de Tierra Santa y a su líder Yasir Arafat a reconocer oficialmente el Estado de Israel. En respuesta, el primer ministro israelí reconoció a la OLP como legítimo representante del pueblo palestino y comenzó así un período de negociaciones que condujo en 1993 a los Acuerdos de Oslo, de pocos resultados prácticos. Arafat murió en 2004 y le sucedió Mahmud Abbas. Los fracasos de la lucha armada llevaron a muchos palestinos a optar por las vías formales y diplomáticas para resolver el conflicto. En este contexto se enmarca la reciente petición a la ONU.

Hay gran expectativa ante la decisión de la ONU y su Consejo de Seguridad. EEUU ha anunciado su veto, posición que carece de respaldo a pesar de la intensa campaña que ha desarrollado para lograrlo. Cabe destacar la doble moral con que actúan EEUU y sus aliados que por mucho menos han invadido y derrocado gobiernos en Irak y Libia, amenazan a Siria y a todos cuantos contradicen sus políticas y se niegan a actuar según sus intereses.

En aras de la justicia universal es de esperar que se respete la voluntad de la inmensa mayoría de los 193 países presentes en la Asamblea de la ONU que respaldaron de viva voz la solicitud de Palestina. Abbas ratificó la voluntad negociadora y conciliadora de su pueblo e interpretándolo fielmente exclamó: Es el momento de la verdad…somos el último pueblo en estar ocupado. Tras 63 años de sufrimientos ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta!