Por: Carlos Mario Jiménez


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Malas mañas en el Concejo de Valledupar

10 junio, 2021

Casa Editorial del Caribe está en el ojo del huracán por ejecutar un millonario contrato. Alcaldía de Valledupar certificó su idoneidad.

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Casa Editorial del Caribe se encargó en los últimos meses de atacar, menospreciar y desprestigiar a concejales como Mariam Muvdi y Jorge Pérez.


Última actualización junio 11, 2021 a las 08:59 am

La censura se considera como “prohibir o limitar una expresión” dentro de una opinión, análisis o información. Sin embargo, en el Concejo de Valledupar las cosas pasaron a ataques rastreros desde la presidencia de la organización contra sus propios integrantes, medios de comunicación y validadores de opinión.

Paso a decir esto por un hecho grave, gravísimo, para la comunicación social y los medios, quienes a diario y periodistas somos tratados como vendidos, regalados, pellejeros y hasta miserables, por aparecer en un plan de medios contratado por alguna entidad pública.

El presidente del Concejo, Manuel Gutiérrez Pretel, firmó un contrato con Casa Editorial del Caribe, para la “prestación de servicios de apoyo para la administración, operación, coordinación y ejecución de un plan de medios, para la difusión de informes, boletines y entrevistas, sobre la gestión del Concejo Municipal de Valledupar durante el primer periodo de sesiones ordinarias del año 2021”.

Hasta ahí todo bien, como dice ‘El Pibe’ Valderrama. Sin embargo, las críticas y falta de ética se traducen en que Casa Editorial del Caribe, en su cuenta de Twitter, se dedicaba a atacar, desprestigiar y humillar a periodistas, opinadores y todo aquel que tuviese una posición contradictoria a la Alcaldía de Valledupar, liderada por Mello Castro González.

El contrato fue el 025, por $25.140.000, por un periodo de dos meses, el 16 de marzo de 2021. Unos días después, se le adicionaron $7 millones, para un total de $32.140.000. Los últimos recursos fueron para cubrir costos administrativos, tributarios estimados y directos en publicidad.

Casa Editorial del Caribe está representada por Miguel Ángel Marenco López, abogado, nacido y criado en el barrio Villa Miriam, al suroccidente de la ciudad, hijo del profesor Carlos Marenco, a quien no se le conoce como productor o creador de contenidos, como aparece en su sociedad por acciones.

Dentro del proceso de contratación fue el único oferente y, además, no cuenta con la experiencia suficiente para el manejo de este tipo de proyectos. Dentro de su aporte al proceso, aportó como garantía, una certificación firmada por el jefe de comunicaciones de la Alcaldía de Valledupar, Arnol Antonio Murillo Rincón, quien dijo Casa Editorial del Caribe “participó como operador logístico operativo en el programa plan de medios contratado para el mes de diciembre 2020, del Hospital Eduardo Arredondo Daza, por valor de $65 millones, bajo la dirección del operador contratista Canal 12 El Nuestro S.A.S.”.

Lo inexplicable es como la Alcaldía de Valledupar certifica una contratación que fue hecha por el Hospital Eduardo Arredondo Daza con Canal 12 El Nuestro S.A.S. ¿Cuál fue la figura de Casa Editorial del Caribe? Acaso le dieron un empujón para darle su primera experiencia contractual, teniendo en cuenta que, según la Cámara de Comercio de Valledupar, esta empresa se creó el 27 de noviembre de 2020 bajo la matrícula 176358, es decir, tres días antes de adjudicarse los $65 millones por el Hospital Eduardo Arredondo Daza.

Llama, la atención, además, que Casa Editorial del Caribe se encargó en los últimos meses de atacar, menospreciar y desprestigiar a concejales como Mariam Muvdi y Jorge Pérez, opositores de la mesa directiva y del alcalde, Mello Castro González. ¿Acaso les pagaban para ellos? ¿Quién daba las órdenes?

El presidente Manuel Gutiérrez Pretel está en la obligación de dar claridad a este asunto, porque como figura principal de la corporación, tiene el deber de trabajar, escoger y mantener la armonía, así como salvaguardar los recursos que, si bien se adjudicaron, no tienen el eco hoy entre la ciudadanía ni función pública, dada la mala imagen del Concejo de Valledupar durante su administración.

Por último y como perla, los encargados de manejar la cuenta Casa Editorial del Caribe, en Twitter, al ver la avalancha de críticas y las solicitudes de explicaciones, cerraron la cuenta, cambiaron el usuario (ahora aparecen como Aló Valledupar) y borraron todos los trinos de la cuenta. Se les olvida que los teléfonos inteligentes hacen captures, Twitter muestra antes cuál fue el cambio de usuario y los de la era digital no tragan entero. Lo peor de todo, es que entregaron el recurso prometido a algunos periodistas incompleto, sin razón alguna, ni mucho menos explicación del resto del dinero.