Dios no desperdicia nuestro dolor

Última actualización abril 16, 2025 a las 11:03 am

Quizás muchas veces, al pasar por una situación que definimos difícil o dolorosa, nos hemos preguntado ¿por qué?, y si tratamos de dar respuesta a este interrogante nos lleva a poner la mirada en nuestros fallos o incluso culpas, pensamos siempre esto es consecuencia de y si, nuestras decisiones y actos tienen una consecuencia.

Sin embargo, en el propósito de Dios nuestros desiertos o momentos “duros” tienen un “PARA QUÉ”, Dios es ese padre que nos lleva a saber que nuestro dolor es para aprendizaje, que nuestras pérdidas nos preparan para dar testimonio, que nuestras experiencias son para alentar a otros y hablarles con propiedad de lo que nuestro Padre ha hecho con nosotros.

Esa herida que sientes abierta y a la que siempre le echas sal con un “¿por qué?”, Dios quiere curarla con un maravilloso “¿PARA QUÉ?”, lleva ese dolor a los pies de Jesús, derrama el alma en búsqueda de un desahogo que desembocará en el hallazgo de tu propósito, uno que Dios escribió desde que te imaginó para ponerte en el vientre de tu madre y que no ha cambiado porque desde tu nacimiento Dios determinó contigo un plan para grandes cosas.

Pensar en el “¿PARA QUÉ?” siempre te permitirá poner los ojos en quien lo prometió, ese que es más grande que la misma promesa, ese que no permitirá que se cierren tus ojos hasta ver cumplido lo que ha dicho que hará contigo, ese es DIOS y en él está todo propósito.