14 octubre, 2025
El pacto firmado en Egipto promete el fin de la guerra y una nueva era para Medio Oriente, pero las dudas sobre su cumplimiento ensombrecen el optimismo.
Última actualización octubre 14, 2025 a las 05:50 am
La firma del acuerdo de paz impulsado por Donald Trump en Sharm el-Sheikh (Egipto) ha sacudido el tablero geopolítico mundial. En presencia del presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi, el emir qatarí Tamim bin Hamad Al-Thani y el mandatario turco Recep Tayyip Erdoğan, el presidente estadounidense presentó un ambicioso plan para poner fin a más de dos años de guerra en Gaza, liberar rehenes y prisioneros palestinos y abrir un capítulo de reconstrucción y desmilitarización. Sin embargo, aunque la iniciativa genera esperanza, también despierta una avalancha de interrogantes sobre su viabilidad real.
El acuerdo, firmado tras la liberación de los últimos 20 rehenes israelíes y más de 1.900 prisioneros palestinos, contempla la creación de una administración temporal en Gaza bajo supervisión internacional. Trump anunció una Junta de Pazintegrada por líderes globales y un comité palestino tecnocrático que dirigirá la reconstrucción hasta el establecimiento de un gobierno definitivo.
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La desmilitarización de Hamas y la apertura de una zona económica especial figuran como los pilares de esta nueva etapa, acompañados por una fuerza multinacional de estabilización con efectivos de Estados Unidos, Egipto, Qatar, Turquía y Emiratos Árabes Unidos.
No obstante, los desafíos son monumentales. Hamas no ha reconocido oficialmente el acuerdo y persisten tensiones internas en Gaza. En Israel, el gobierno celebra la liberación de rehenes, pero advierte que retomará las operaciones si el grupo islamista incumple el desarme. La desconfianza domina el ambiente: analistas militares recuerdan que “ningún movimiento yihadista ha entregado sus armas voluntariamente”.
Trump, por su parte, fue recibido como héroe en Israel, aunque evitó detallar el futuro político palestino. Egipto y Qatar actúan como mediadores claves, mientras que Europa insiste en la creación de un Estado palestino como salida duradera. En el terreno, el despliegue humanitario y los trabajos de reconstrucción marcan un tímido inicio de esperanza.
El futuro del acuerdo aún pende de un hilo. Su éxito dependerá de la supervisión internacional, la unidad palestina y la voluntad política de las partes para cumplir lo pactado. Por ahora, el mundo observa expectante si el llamado “Acuerdo de Sharm el-Sheikh” será un punto de inflexión histórico o solo un alto en una guerra sin fin.