11 junio, 2021
Consideran a su papá como el cantante más original del vallenato, y muestra de ello es que su música aún suena en las estaciones radiales.
Última actualización junio 11, 2021 a las 11:20 am
Con solo 38 años, Rafael Orozco vivió para dejar un legado importantísimo en la música vallenata, ese que dejó una escuela para los nuevos interpretes de este bello folclor. Nació en Becerril un 24 de marzo de 1954, con su potencial romántico dejó esa historia dividida entre el antes y el después de Rafael Orozco con el Binomio de Oro de América. Fue asesinado en oscuras circunstancias un 11 de junio de 1992 en Barranquilla.
Hoy, 29 años después sus hijas Wendy Giolanny y Loraine, dejan saber como son ellas, las hijas del Rafa, más allá de lo musical, en un podcast con el actor Mario Espitia que fue publicado el año anterior.
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A diferencia de su hermana mayor Kelly Johana, Wendy y Loraine no se han casado aún y les molesta que les quieran imponer esa “condición social” cada vez que con ellas hablan. Las dos viven juntas, ninguna de las tres heredó el arte de su padre, el canto, pero son apasionadas por la música. Se consideran en lo personal, mamadoras de gallo, algo que es muy característico de las personas oriundas del caribe colombiano.
Consideran a su papá como el cantante más original del vallenato, y muestra de ello es que su música aún suena en las estaciones radiales. Resaltan de Rafael Orozco lo disciplinado que fue, lo familiar, el hombre que a pesar de ser un cantante vallenato no tomaba bebidas embriagantes y que salieron totalmente a su papá. A su mamá la describen como una mujer tranquila, muy diferente a ellas, que aún guarda el recuerdo de Rafa como el primer día en que se conocieron. Como dato curioso a las jóvenes les gustan un vino, un traguito de vez en cuando, a diferencia de lo que fue su padre en ese aspecto.
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La canción que mas les gusta de su padre es ‘Mi novia y mi pueblo’, una canción de la autoría del desaparecido Octavio Daza y que luego de 41 años sigue sonando y gustando entre los amantes del vallenato. Realmente un clásico de nuestro folclor.
Kelly, Wendy y Loraine se hicieron la promesa de que cuando alguna tenga un hijo deberá llamarse Rafael, como homenaje al papá tierno, bueno, noble y querido que las premió con el más supremo amor.
