20 noviembre, 2019
Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, fue uno de los pocos exjefes de alto rango de las extintas AUC que no fue deportado a Estados Unidos. El exparamilitar y catedrático murió a los 64 años producto de un infarto.
Última actualización noviembre 20, 2019 a las 09:14 am
‘El profe’, ‘Zorro’, ‘le Che’, anticomunista a muerte y uno de los líderes más respetados y temidos que tuvo las Autodefensas Unidas de Colombia falleció en una clínica en Medellín después de sufrir un infarto.
Con la muerte de Iván Roberto Duque, respetado catedrático y político antes de unirse a la AUC, también se van a la tumba muchos secretos de las parapolítica.
Nació un 9 de mayo de 1955 y tras graduarse con honores de abogado de la Universidad de Caldas, emprendió una carrera en la política con un único objetivo, desafiar y contrarrestar el comunismo y la izquierda que amenazaba las instituciones y el campo en todo el territorio colombiano.
Estuvo presente en la fundación en Puerto Boyacá de la Asociación Campesina de Ganaderos y Agricultores del Magdalena Medio, Acdegam, una autodefensa legal que sentó las bases para el nacimiento de los grupos paramilitares en esa región.
Debido a la influencia política que generaba era conocido como ‘El Senador’, aún cuando no ocupaba un curul en el congreso. Esto gracias a la amistad que le unía con el representante a la Cámara por el Partido Liberal, Pablo Emilio Guarín, considerado como uno de los padres del paramilitarismo del Magdalena Medio.
Con los años fue alternando sus funciones dentro de las organizaciones paramilitares, cada vez más sangrientas, con la de político; siendo secretario de gobierno de Boyacá y luego asesor del gobernador de ese departamento.
Las autoridades lo enviaron a la cárcel señalado de ser autor intelectual en el asesinato de diversos funcionarios del concejo de Puerto Boyacá y Aguadas en Caldas.
Tras su salida de la cárcel se reunió con Carlos Castaño para dirigir las AUC, una alianza que enlutó a miles de familias en todo el país.
Una vez dentro de las filas del grupo paramilitar pasó a llamarse ‘Ernesto Báez de la Serna‘, el hombre que pasó a encabezar el Bloque Central Bolívar, BCB, con hasta 5.500 hombres a su disposición repartidos en 29 frentes en 10 departamentos.
La amistad entre Castaño y Báez causó el desplazamiento de miles de colombianos al protagonizar juntos la época con más violencia, terror y muerte que vivió Colombia.
Para sus intereses funcionaron como un matrimonio institucional hasta que llegaron las negociaciones con el gobierno en torno a la desmovilización de las AUC, puntualmente por el tema del narcotráfico.
Castaño quería ‘desnarcotizar’ las negociaciones mientras que Báez señalaba que el uso de las drogas como método de financiación era completamente legítimo para la organización.
Con Carlos Castaño, Rodrigo Franco y otros líderes de las AUC asesinados, Ernesto Báez pudo dirigir las negociaciones con el gobierno para borrar la imagen de narcotraficantes que tenía el estado mayor negociador de las AUC para acogerse a la Ley de Justicia y Paz.
En 2010 fue expulsado de dicho programa por «haberse desmovilizado solo en aparicencia», según el Tribunal Superior de Bogotá.
Ernesto Báez jamás aceptó los cargos criminales que se le imputaron aludiendo a que su trabajo en las AUC fue «político» y que «jamás» empuñó un arma.