21 agosto, 2019
El presidente Duque nombró a una gobernadora ad hoc en Quindío para cerrar el templo de Lucifer al que no entra cualquier 'careloco'.
Última actualización agosto 21, 2019 a las 12:44 pm
El misterioso y diabólico lugar está ubicado en la vereda Aguacatal de Quimbaya, en Quindío y según su máximo sacerdote, no es lugar digno para ‘carelocos’ o desadaptados.
La iglesia está dirigida por Víctor Damián Rozo, cuyo verdadero nombre es Héctor Londoño y quien se define como el mejor santero, hechicero, brujo, espiritista de magia negra y todo un especialista en hacer pactos con el diablo por dinero.
La institución está en la mira de las autoridades desde que Carlos Eduardo Osorio, el sacerdote que se convirtió en gobernador del Quindío en 2016, año en que entró en funcionamiento el templo luciferino.
El registro legal de la iglesia se hizo ante la Cámara y Comercio y ahora dicha resolución está siendo estudiada por las autoridades regionales luego de que el gobernador señalara el templo como un lugar donde se sacrifican personas y animales.
«Están hablando sobre supuestos y están acusando a la asociación de que nosotros practicamos esa clase de rituales o sacrificios. Si yo estuviera en la ilegalidad o creado esto para ser algo ilegal, yo no salgo a la luz pública, yo me escondo», afirma el hechicero.
«Nosotros hablamos de lucifer basados en la Biblia, en la que encontramos que es bueno y que la historia ha sido tergiversada. Nos reunimos a eso, hablamos de eso, debatimos un tema entre todos, no pasa nada más. Simplemente oramos, pero a lucifer», comenta en una entrevista a El Tiempo.
Soy muy selectivo a la hora de dejar entrar alguien al templo, pues si lo abro esto se me llena de ‘carelocos’, de desadaptados.
La entrada al sitio no está disponible para el público, incluso, gran parte de sus feligreses son extranjeros de países como Alemania, Francia y otras partes del mundo.
«Mucha gente llega al templo diciendo que viene a conocer. Yo les digo que se tienen que devolver por donde vienen porque esto no es un circo, no es para venir a tomarse selfies o a conocer. Este lugar es muy serio para mí», revela.
Según esta secta, Satanás y Lucifer no son lo mismo, siendo este último el verdadero ángel de la luz y padre de Jesús.
«Esto no es satanismo y lo quieren encajonar en ello. Yo lo que hago no es satanismo… A mí me tienen que comprobar que yo sacrifico animales, niños, practico anarquía, conspiro contra el Estado o que estoy en rebelión», afirma.
El santero asegura que en caso de ser derogada la resolución, eso no será impedimento para seguir invitando a sus amigos del exterior a la finca donde se construyó la iglesia.
«Es una propiedad privada y yo invito a quien me dé la gana…. Antes me hacen un favor, porque pago menos declaración de renta, no debo pagar registro mercantil ni otros asuntos», sentencia.
El sacerdote de Lucifer ya fue sancionado hace años con el pago de 89 millones de pesos por levantar el templo sin los permisos legales requeridos.
De ser autorizado el cierre del primer templo en rendir culto a Lucifer en Colombia, la medida sería considerada a su juicio como ilegal.
«La única manera de que me tumben el templo es que yo esté conspirando, planeando un atentado terrorista, vendiendo droga y eso no pasa. Sería algo arbitrario», dice.
Por lo pronto el presidente Iván Duque designó a Beatriz Ríos como gobernadora ad hoc en Quindío y quien estará a cargo de investigar los señalamientos contra la iglesia de Lucifer.
