7 diciembre, 2023
La SIC también ha instruido a la Fábrica de Licores de Antioquia abstenerse de promocionar y comercializar dicho producto.
Última actualización diciembre 7, 2023 a las 06:27 am
La intensa disputa entre la Industria Licorera de Caldas y la Fábrica de Licores de Antioquia por la icónica botella de aguardiente amarillo llegó a su conclusión. La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) emitió un fallo a favor de la empresa caldense, ordenando a la antioqueña retirar del mercado colombiano los productos identificados como Aguardiente Real, que se asemejen a la presentación del Aguardiente Amarillo de Manzanares.
La SIC también ha instruido a la Fábrica de Licores de Antioquia abstenerse de promocionar y comercializar dicho producto. Esta resolución surge en el contexto de un proceso judicial que busca proteger los intereses y derechos de la Industria Licorera de Caldas, alegando infracción de derechos de propiedad industrial y competencia desleal.
La disputa comenzó cuando, debido al éxito entre los consumidores del Aguardiente Amarillo, la Industria Licorera de Caldas demandó a la Fábrica de Licores de Antioquia por presunto «plagio». Mauricio Vélez, gerente de Mercadeo de la Industria Licorera de Caldas, afirmó que se asemejaba demasiado a su producto en aspectos como el color del líquido y la tipografía.
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Este fallo llega como un paso determinante en la protección de la propiedad industrial y la competencia leal en la industria de licores. Según la empresa caldense, el objetivo de este proceso judicial es salvaguardar contra actos desleales que involucran la explotación de la reputación ajena, confusión y desviación de clientela.
Además, se ha destacado que los problemas de distribución y comercialización del Aguardiente Amarillo en ciertas regiones, como Cundinamarca y Bogotá, se deben a la necesidad de permisos por parte de las industrias licoreras para vender en otros departamentos. Estos permisos, según la Ley de Licores, deben aplicarse de manera general y no discriminatoria.
En conclusión, la decisión de la SIC marca un hito en la resolución de conflictos en la industria de licores, reafirmando la importancia de proteger la propiedad industrial y asegurar una competencia justa en el mercado colombiano.
