Por: Equipo Primera Linea


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La música que mueve al deporte rey

5 abril, 2021

En Colombia, la música y el fútbol son dos pasiones que inmediatamente saltan a la vista de cualquiera que pone su pie por primera vez en esta tierra. Bien sea para celebrar, por guayabo o entrenar, el colombiano, es un ser musical que integra los ritmos en cada aspecto de su vida.

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Última actualización abril 5, 2021 a las 08:02 pm

En Colombia, la música y el fútbol son dos pasiones que inmediatamente saltan a la vista de cualquiera que pone su pie por primera vez en esta tierra. Bien sea para celebrar, por guayabo o entrenar, el colombiano, es un ser musical que integra los ritmos en cada aspecto de su vida.

La música en todo

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Bien sea viajando, en el trabajo o en la cocina de la casa, encontramos la música donde quiera que vayamos. Ella es la actriz invisible que nos pone en suspenso ante nuestras pantallas, especialmente en la industria del entretenimiento con películas como Centinela, Lavaperros o el Conjuro 3. Así mismo, también la encontramos en otros sectores como el de los juegos online, con tonos más alegres y entretenidos con títulos como Treasure Island y Cosmo Mix al jugar casino en Betfair Colombia. En estos se utiliza la música como modo de celebración en nuestros aciertos en cada partida. Y es que, al tratarse de juegos online, podemos incluso disfrutarlos de una forma más especial junto a la música de fondo, la cual se adapta al tipo de juego. Por ejemplo, si se trata de un juego relacionado con el fútbol podremos incluso escuchar el canto de los aficionados.

Pero es el ámbito deportivo quien más se beneficia poniendo a los jugadores de buen ánimo antes de cada partido. James Rodríguez, el futbolista colombiano con más seguidores en redes sociales, cuenta con grandes aficionados apostando por él en las casas de apuestas deportivas online, donde los resultados obtenidos le han invitado a celebrar. Es por ello quese va por los ritmos latinos como salsa, reguetón y vallenato en los vestuarios, para apartar la tensión que podría afectar su rendimiento y ofrecen un buen espectáculo a la afición.

Debido a que cada persona es un mundo, cada quien reacciona de manera diferente ante cada ritmo. Según reseña el portal besoccersobre los gustos musicales de los jugadores profesionales, encontramos que cada jugador tiene su estilo particular. Desde la afición de Messi por la cumbia, Los ritmos brasileños y el pop de Neymar o el reggae de Zatlan Ibrahimovic, a todos por igual, la música les ha ayudado a encontrar su centro.

A nivel psicológico, son notables los beneficios de la música en nuestros cerebros, bien sea estimulando la comunicación, la tranquilidad y la capacidad de aprendizaje de movimientos durante una rehabilitación física. Estas virtudes son bien aprovechadas a nivel deportivo, gracias a que incentiva la concentración de los deportistas. Según el ritmo que estén escuchando, la música puede ayudarles a reducir la fatiga, así como imprimir mayor fuerza velocidad en las rutinas de entrenamiento.

Vallenato mundialista

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Dentro y fuera del campo el vallenato es indiscutiblemente el género selecto para animar las celebraciones o pasar el trago amargo de la derrota. A lo largo de los años, varias canciones han sido dedicadas al deporte rey, así como a los equipos y jugadores que lo han dado todo en él. Pero ninguna otra como la selección nacional ha inspirado a diversos intérpretes para inmortalizarla en sus versos.

Yo soy mundial, fue compuesta en 1994 por Diomedes Díaz en honor a la generación de oro de Valderrama, Higuita, Asprilla y Álvarez que lograron clasificarse por segunda vez al mundial, repitiéndose con Francia 98, y el toque, de Enaldo Barrera ‘Diomedito’.  El Mundial de Brasil de 2014 tuvo De fiesta con la Selección de Jorge Martínez, siendo la última canción dedicada a la selección. 

Ya de cara al mundial Qatar 2022, la selección está dándolo todo para conseguir su pase en la clasificación. Sin importar las dificultades que continuamente se le han presentado en el camino, uno que sin importar los resultados ya es lo suficiente digno para recordarlos entre acordes y versos.