5 abril, 2019
La pionera e historiadora de la danza el pilón contó su versión sobre los inicios y evolución del Festival de la Leyenda Vallenata.
Última actualización abril 5, 2019 a las 12:36 pm
La pionera e historiadora de la danza el pilón contó su versión sobre los inicios y evolución del Festival de la Leyenda Vallenata.
Al ser constituido el Cesar como departamento (1967) y Valledupar en su capital, gente que vino de la Corporación Nacional de Turismo a visitar al doctor Alfonso López en esa época, consideraron que debíamos tener una fiesta de tanta importancia como el carnaval en Barranquilla, el reinado de belleza en Cartagena, la fiesta del Mar en Santa Marta. Consuelo era un mujer de mucha proyección y nosotros habíamos crecido con la imagen de esa fiesta tan importante; el doctor Pedro Castro Trespalacio siempre nos dijo que no la dejáramos perder (de la Virgen del Rosario), que era un arraigo de nuestra tierra y de los españoles, entonces ella consideró que era la fiesta más próxima, porque el departamento se creó en diciembre, y el concurso de acordeoneros era lo diferente. Ese año nada más se hizo en la categoría Profesional, que ganó Alejandro Durán, y él con su título de rey vallenato le tocó representar a Colombia en las Olimpiadas de México en 1969.
Alfonso López, Rafael Escalona y Consuelo Araújo Noguera fueron prácticamente los que idearon, pero hubo mucha gente como los Pavajeau Molina, ellos son de una tradición folclórica con personajes como Darío, ‘El Yío’ y ‘El Turco’, que gastaron su herencia parrandeando y en darle cosas a los músicos. Fíjate que Ovidio Granados vivía en Mariangola y ‘El Turco’ se lo trajo para que viviera en Valledupar, le dio casa y todo.
En el primero no estuve, porque no estaba en la ciudad, en el segundo me involucré más con Consuelo en lo que fue la organización interna. Quien hizo los reglamentos internos y estatutos fue Consuelo, ella en su casa inscribió a los participantes y desde allí se proyectó el primer festival.
Nosotras éramos vecinas, además ella era prima hermana de mi papá; su mamá y la mía eran comadres dos veces, así que teníamos mucha afinidad de amistad. Estudiamos en los mismos colegios como fue la Escuela Pública de la plaza Alfonso López, donde hoy está la alcaldía, después casi siempre estudiamos y así nos fuimos consolidando.
Yo me vinculé directamente al Festival Vallenato en 1971, cuando a Consuelo la nombran directora de la Oficina de Turismo. Ella hizo el primero y segundo festival, el tercero fue hecho por la Oficina de Turismo y el director era Pedro García, que es cuando ganó Calixto Ochoa, ya en el cuarto a Consuelo la nombran directora y me llamó para que la acompañara como su secretaria y ese año ganó Alberto Pacheco.
Luego se retiró por su nombramiento y se fueron invitando otras personalidades que tenían que ver con el folclor como el doctor Alonso Fernández Oñate, que la remplazó, y fue un hombre de mucha proyección. En el quinto festival se hicieron dos festivales en el Estadio Municipal de Fútbol; las preliminares fueron en el balneario Hurtado, se creó la categoría Semiprofesional, trajeron todo el elenco de Yo y Tú, artistas importantes del país en esa época y además algo que había gestionado Consuelo, como el Grupo Folclórico de Panamá. La gente cree que los espectáculos son de ahora, son de toda la vida, pero actualmente son artistas de más renombres. Por aquí pasó Oscar de León muchas veces.
De las cosas que a nosotros nos sirvió mucho, ya creada la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, es que vendimos una imagen que posiblemente no la teníamos y era que éramos ricos, que el Festival tenía mucha plata, porque a los pobres no les prestan, no les fían, pero como éramos ricos todo el mundo nos atendía. Esa fue una imagen creada por Consuelo y yo, que teníamos dinero, pero éramos ricos en entusiasmo, en proyección, en ideas, económicamente no; quisimos vender más nuestra imagen.
Una anécdota es que cuando Gustavo Gutiérrez fue líder en la Oficina de Turismo, la Gobernación del Cesar le ofrecía una partida, de allí entregaban unos aportes al Festival, llegó un año que no se consiguió mucho dinero entonces nosotros trabajábamos con el Banco de Colombia que dio un sobregiro a Gustavo y a mí como la tesorera.
Llegó noviembre, diciembre y nosotros no teníamos nada, Darío Pavajeau era el alcalde y nos entregó un dinero, como no alcanzaba nos solucionaron con un préstamo para Gustavo Gutiérrez y yo era la fiadora, que se pagó con los primeros recursos al año siguiente. Nosotros nunca transmitimos la imagen que teníamos dificultades económicas, todo era algo muy interno entre la Oficina de Turismo y la Fundación.
En el año 1981 nació El Pilón para inaugurar el Festival Vallenato, con un desfile por la ciudad. En 1984 se creó la revista del Festival de la Leyenda Vallenata y cuando Tomás Darío Gutiérrez fue director de la Oficina de Turismo, hicimos el primer foro sobre música vallenata.
Hemos ido agregando cosas de los orígenes, nuestros juglares y de los jóvenes. Le agregamos la categoría Juvenil porque había mucha distancia entre Infantil y Aficionado, para que los jóvenes pudieran prepararse para ir a Aficionado, también creé el concurso de música vallenata en bandas que hicimos tres eventos y fueron muy buenos.
Con una buena plana la gente no debe tener deseos de superación para un evento que estaba maduro, su hijo (Rodolfo Molina) que asumió la presidencia lo ha hecho bien, con bastantes problemas porque las demandas que están sobre la Fundación a veces lo desaniman a uno.
Por ejemplo, al Parque de la Leyenda le falta todo, Consuelo alcanzó a realizar el encerramiento y a mí me tocó el coliseo. Andrés Pastrana se portó muy bien con la Fundación, quería mucho a Consuelo y de hecho la nombró su ministra, nos asignó $17.500 millones pero solamente nos dieron $7.500 millones, con eso se hizo lo que hoy se ve del coliseo y las dos oficinas. Las graderías y el coliseo no están terminados, es para mayor capacidad. No hemos podido hacer más nada hasta que se solucione el problema de legalidad del terreno que existe hoy: hay personas que no hacen, pero tampoco dejan hacer.
Se sostendrá y se extenderá por mucho tiempo, el apoyo que da el pueblo de Valledupar y el colombiano en general, es un deseo que todos quieren cumplir. Ese tropel que tiene la gente de que el Festival es para los ricos no es así, entonces las casetas fueran para ellos también, porque en el Festival hay espacio para todas las categorías.
El embajador de Colombia en Washington, Luis Alberto Moreno, en compañía de su esposa Gabriela Segre, invitó a la Fundación para que asistiera a la cena de gala que hacían en diciembre. A Consuelo le dijeron para que llevara a los niños que participaban en el Festival y ella comenzó a organizar todo; ‘El Turco’ Gil se encargó de la parte musical y así nacieron Los Niños del Vallenato que fueron a muchas partes del mundo.
Esta es la historia del Festival Vallenato contada por Cecilia ‘La Polla’ Monsalvo. Dios la tenga en la gloria.