Por: Rogers Fernández


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La carta de ‘La Cacica’ que predijo hace 51 años la gloria del Festival Vallenato

25 abril, 2019

El sábado 27 de abril de 1968 el periódico El Espectador publicó esta carta a Consuelo Araujo Noguera, en la que presentaba a Colombia el Festival de la Leyenda Vallenata.

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Última actualización abril 25, 2019 a las 02:24 pm

El Festival Vallenato continúa llenando de historia año tras año, pero pocos conocen lo difícil que fue para Consuelo Araújo Noguera y el resto de gestores culturales dar aquellos primeros pasos cuando en voz de la propia ‘Polla’ Monsalvo, «Nadie daba un peso por el Festival».

La lectura de esta carta le permite a las nuevas generaciones comprender la enorme importancia que tiene este evento que rinde tributo al vallenato, un Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Carta de ‘La Cacica’ Consuelo Araujo de Molina

El festival que se llevará a cabo en Valledupar del 27 al 30 de abril, no es uno más dentro del molde estereotipado en que, tal vez debido a la proliferación, se han ido colocando estos certámenes en el país.

Este primer festival nuestro, que resolvimos bautizar con el sugestivo nombre de Leyenda Vallenata, tiene paradójicamente, sus raíces en sucesos históricos que ocurrieron allá por los años 1554 en las que hoy son ubérrimas tierras del Cesar y más precisamente Valle de Upar.

La historia es bella y significativa, y ella habla por sí sola de las características propias de nuestro pueblo en el cual se conjugan a un tiempo la alegría, el valor, la independencia, y una profunda fe religiosa sin gazmoñería ni sectarismo.

“Un indiecito llamado Antoñuelo a quien tenía de paje el capitán español Gutiérrez de Medina, aprovechó la visita que su amo hacía al Hato de Uniaimo a sacar ganado para mandarlo al Nuevo Reino de Granada, y se fugó llegando hasta donde Cacique Blanco a contarle que Gutiérrez en compañía de españoles había azotado sin consideración alguna a la india Catalina, quien como el propio Antoñuelo, estaba esclavizada al servicio de los españoles. No necesitaron más Cacique Blanco y los suyos, quienes advirtiendo a los jefes de las tribus tupe y chimila para que participaran en el ataque, sorprendieron a los españoles y dieron muerte a la mayoría de los que hallaban en el Hato.

Prevenidos quedaron de que aquellos volverían a contra-atacarlos y al efecto se prepararon emboscados en un monto al pie de la cual se encontraba la laguna que llamaban Sicarare, cuyas aguas envenenaron con barbasco a la espera de que cuando los españoles llegaran a ese sitio, sedientos, fueran muertos por la acción del veneno.

Así ocurrió en efecto y estando ya tendidos los cuerpos de los oficiales, se aprestaban los indios a rematarlos, cuando de entre el tupido matorral apareció una joven señora (guaricha, como ellos la llamaron), extraordinaria belleza, que seguida por dos piaches y portando una varita en sus manos fue tocando uno por uno los hombres que yacían en tierra y les devolvió la vida. Hecho lo cual desapareció.

Los españoles tan milagrosamente revividos dieron buena cuenta de los indios, la mayor parte de los cuales fueron muertos y el resto con su cacique puestos prisioneros, y llevados al Valle de Upar donde estaba construido un templo dentro del cual, cuando llegaron, vieron los indios sobre un altar a la misma “guaricha” acompañada de los dos “piaches” que horas antes había intervenido resucitando a los españoles.

Sorprendidos y amedrantados hacían señas y gestos con sus flechas dando a entender su asombro y temor y postrándose a sus pies la veneraron”.

Anualmente desde hace más de trescientos años vienen representando las gentes del pueblo estos sucesos con más o menos el mismo orden cronológico. Los indios, que comúnmente son gentes honorables de extracción popular, tienen una organización perfecta que dirige las festividades, sin que nadie distinto a ellos ose intervenir.

La tradición del cacicazgo, que en estos últimos años lo posee Francisco Araméndiz, se conserva en las más rancias familias populares que se trasmiten en este privilegio de padres e hijos.

Tradicionales son también los rasgos de cacica –actualmente Martha García-, el de comandante del ejército español que lo es desde viejos tiempos el popularismo Tino González, los oficiales, los negros esclavos y la mismísima Virgen que para el acto de la resurrección de los españoles está representada por una bonita muchacha del pueblo escogida popularmente.

Estas fiestas son pues la mejor expresión de un pueblo que vive orgulloso de su tradición. Y para este año y los venideros construirán el epicentro y base del Festival.

Alrededor de ellas y como espectáculos complementarios, el concurso de acordeoneros, la exposición de artesanías, las riñas de gallos y otros actos más con los que hemos intentado hacer este primer festival folclórico.

Como toda empresa, esta también ha tenido sus más y sus menos. Damos por descontado que por diez aciertos logrados habrá noventa errores por corregir.

Sabemos también que no lograremos satisfacer a cabalidad los deseos, gustos, conceptos de los versados en materia de espectáculos de esta clase y menos de los profanos que son los que más “saben”, pero lo importante que es dar el primer paso, ya está hecho y nuestra mejor satisfacción será cuando en los años futuros todos los colombianos comiencen el mes de abril recordando entusiasmados que del 27 al 30 se celebra en Valledupar el Festival de la Leyenda Vallenata.

RELACIONADO: ASÍ FUERON LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA POLLA MONSALVO CON LA CACICA

https://primeralinea.com.co/ellos-son-los-homenajeados-del-52o-festival-de-la-leyenda-vallenata/