
29 diciembre, 2025
Más allá de las creencias, los agüeros de fin de año representan en Valledupar un espacio de encuentro, identidad cultural y esperanza.
Última actualización diciembre 29, 2025 a las 09:51 am
En Valledupar, la despedida del año no solo se vive con música vallenata, comida y reuniones familiares, sino también con una serie de agüeros de fin de año que continúan haciendo parte de la tradición popular, especialmente en barrios, corregimientos y zonas rurales del municipio.
Desde tempranas horas del 31 de diciembre, muchas familias se preparan para cumplir rituales que simbolizan prosperidad, salud y nuevos comienzos. Uno de los más comunes es comer lentejas o guardarlas en los bolsillos, costumbre asociada con la abundancia económica. A la medianoche, no faltan las doce uvas, una por cada campanada, acompañadas de deseos silenciosos para el nuevo año.
Otro de los agüeros que más se repite en la capital del Cesar es salir con una maleta a recorrer la cuadra o la manzana, con la esperanza de atraer viajes y nuevas oportunidades durante el año entrante. En muchos hogares también se mantiene la tradición de estrenar ropa interior, donde el color amarillo simboliza prosperidad y el rojo amor y unión familiar.
TE INTERESARÍA LEER: Así reaccionaron los fans de Silvestre Dangond tras su retiro del escenario en Cali
La quema del Año Viejo sigue siendo uno de los rituales más representativos en distintos sectores de Valledupar. Los muñecos, elaborados con ropa usada y elementos simbólicos, representan aquello que se quiere dejar atrás antes de iniciar un nuevo ciclo. Este acto suele estar acompañado de abrazos, agradecimientos y música vallenata, marcando el cierre del año. Pero, en particular, en Valledupar, se suele vestir al muñeco de ‘Año Viejo’ con aquello que ha aquejado a la comunidad durante el año y aquí llevan la bandera las EPS o algunas empresas como Afinia.
Además, persisten prácticas como baños con hierbas, limpias espirituales y oraciones, especialmente en familias que combinan la fe con las tradiciones ancestrales, como una forma de pedir protección y bienestar para el año que comienza.
Más allá de las creencias, los agüeros de fin de año representan en Valledupar un espacio de encuentro, identidad cultural y esperanza, donde cada ritual se convierte en un pretexto para compartir en familia, fortalecer la unión y recibir el Año Nuevo con optimismo.