Por: Carlos Mario Jiménez


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En el vallenato: separaciones en el menú, uniones sin sazón y estrategias cero

18 mayo, 2021

Intérpretes de renombre han dejado a acordeoneros y no han escogido a uno, sino que llevan ‘llantas’ de repuesto para cumplir compromisos.

Vallenato crisis
El gremio artístico y cultural sufren los embates dolorosos ante la falta de recursos, espacios y el miedo que carcome a cualquier humano por estos días.


Última actualización mayo 18, 2021 a las 03:43 pm

Pasan los días y el vallenato siente con más ahínco la ausencia del público. La pandemia por el COVID-19 puso en evidencia que las agrupaciones del género solo se preocupan por hacer conciertos, así generar dinero para sobrevivir.

Fue Iván Villazón el primero en dar el paso. Sin muchas explicaciones y consciente de su decisión, confirmó que Saúl Lallemand no continuaba siendo su acordeonero. Eso lo reveló PRIMERA LÍNEA, en junio de 2020, un día antes de que saliera el comunicado oficial.

El ‘Cantor de cantores’ cumplirá, el próximo mes, un año sin acordeonero fijo. Para cumplir algunos compromisos ha utilizado a Manuel Julián Martínez, Carlos Mario Ramírez, Álvaro López, Franco Argüelles. No lo trasnocha el tema y así me lo ha reconocido porque para cantar su catálogo lo hace con cualquiera que ejecute bien sus melodías. Tampoco es que haga muchas presentaciones, se dedica más a atender su finca y negocios personales.

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Pero de ahí en adelante la cosa está fea. Maluca dirían en mi tierra. Los conciertos tienen el último espacio para retornar en Colombia, un país en el que solo el lunes 17 de mayo de 2021, el Ministerio de Salud reportó 12.984 nuevos casos de coronavirus y 509 fallecidos, a causa de la enfermedad. El Plan Nacional de Vacunación marcha como la tortuga; en cámara lenta y sin un plano despejado para el aterrizaje de la inmunidad de rebaño.

Mientras tanto, el gremio artístico y cultural sufren los embates dolorosos ante la falta de recursos, espacios y el miedo que carcome a cualquier humano por estos días.

Lo único que en el vallenato es distinto. Parrandas, fiestas privadas, shows en guitarra, serenatas y demás no han parado. El contratista se expone y los músicos salen en busca de su comida, una ecuación desbalanceada pero acorde a la situación.

Álex Manga, Elder Dayán, Hebert Vargas, Kvrass, Diomedes de Jesús, Orlando Liñán y otros cantantes de vallenato siguen sin fórmula, muchos de ellos han sido altamente contratados en pandemia, pero llevan siempre una ‘llanta de repuesto’ a los espectáculos.

Ya vieron que Estados Unidos y otras ciudades de Europa se abre el camino al regreso de las aglomeraciones, allá donde las vacunas las ponen en cualquier calle, droguería, centro comercial, hospitales, allá donde la cultura nos lleva años luces hay un futuro grande, sino pregúntele a Silvestre Dangond, quien se atrevió a hacer ocho conciertos, en igual número de días, con toda su agrupación.

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Preocupa, además de los acordeoneros, la falta de estrategias para generar atracción al público, porque mientras el vallenato se queda estancado en lamentaciones, los del género urbano y popular siguen haciendo música, promocionando, invirtiendo en redes y otros medios de comunicación.

¿Falta de asesores? ¿Le temen al rechazo? ¿Se les dificulta digitalizar su contenido? Para todo eso hay expertos, aunque muchos son ‘potes de humo’ al aire cuando a la hora de resultados se trata.

No hay música para escoger, por eso, quizá, el público recurrió a catálogos grabados hace hasta 20 años. Y las pocas grabaciones hechas no han dado resultado, sacando del saco a Silvestre con ‘Las locuras mías’.

Al final me quedo con los audaces, los sensatos quienes todavía se dejan guiar, esos que en un futuro no muy lejano sacarán ventaja de aquellos con talento, catálogo y éxito, pero que le temen a arriesgar.