El Departamento del Cesar recibió de la nación más de $23.000 millones a través del Sistema General de Participación, SGP, como recurso destinado a la ejecución de proyectos para agua potable y saneamiento básico durante los años 2016 y 2017.
Cesar, departamento rodeado por una extensión de páramo, acuíferos y humedales considerados como los más importantes de Latinoamérica: la serranía de Perijá, la ciénaga de Zapatosa y la majestuosa Sierra Nevada de Santa Marta. De estos sistemas ecológicos depende el 80 % del agua que abaste gran parte de la población colombiana, un país que cuenta con 37 complejos de páramos que reúnen el 59 % de lechos ecosistémicos en todo el mundo.
A pesar de la rica ecología acuífera con la que cuenta la región Caribe, existe una gran pesadumbre en las poblaciones por la falta de agua potable, saneamiento básico, acueducto y alcantarillado. Este problema se ha mantenido vigente y ha sido objeto de preocupación en el desarrollo de las actividades cotidianas de la mayoría de ciudadanos, quienes han luchado con esta difícil situación que ha resultado más grande que la esperanza que aún guardan.
Según la Secretaría de Obras de Valledupar, de los 25 corregimientos de este municipio ninguno recibe agua apta para el consumo humano. Los residentes de algunos corregimientos consumen el recurso hídrico sin ningún tratamiento, una vez es captada el agua de los ríos; Badillo, Garupal y El Diluvio.
Zonas corregimientales como: Caracolí, Los Venados, Guaymaral, El Perro, Villa Germania, El Jabo, Los Corazones, Patillal, Atánquez, y Río Seco, son 11 poblaciones que cuentan con Planta de Tratamiento de Agua Potable, PTAP, y no están en funcionamiento. Los acueductos de Guacoche, Guacochito, Alto de la Vuelta y Las Raíces, se encuentran en ejecución, según Enny Torres Carillo y María Alexandra Palmera, contratista y arquitecta de la Oficina de Obras de Valledupar.
La escasez relativa del fluido vital y su mala calidad inciden de manera directa en la vida de los ecosistemas terrestres y el ser humano. Este elemento natural renovable figura como uno de los episodios más críticos y dolorosos en el fenómeno climático; un factor determinante en el desarrollo económico, social y de los procesos biológicos.
A este planeamiento se une la cantidad de agua que es desperdiciada sin ser consumida. Según el Programa de Educación Ambiental dado por Funema Internacional, el ambientalista Limber Antonio Redondo de Armas lamenta “uno de los casos más dolorosos es el de las pérdidas. Un grifo que permite fugaz de 10 gotas por minuto, provoca un desperdicio de 2.000 litros de agua al año. Demasiado si tenemos en cuenta que el agua es un recurso escaso y valioso”.
Primera Línea viajó a corregimientos como Los Venados, Guacoche, Guachito y Azúcar Buena – La Mesa, para constatar con la comunidad, líderes sociales, corregidores, inspectores, instituciones y entes gubernamentales, cómo se han enfrentado a este flagelo, las acciones que se han ejecutado y las soluciones que consideran serían las definitivas.
Los Venados y el agua que se traga un ‘elefante blanco’
Este es uno de los corregimientos de Valledupar en el que más de tres mil personas, en más de 500 viviendas, no reciben agua potable. Una inversión millonaria para solucionar el problema está a punto ser un ‘elefante blanco’.
La planta de agua potable se encuentra a unos pocos metros, entre Caracolí y Los Venados, se abastece con agua del río Garupal. Sin embargo, su mal funcionamiento ha impedido que los habitantes del corregimiento de Los Venados puedan consumir agua potable. Las redes de este acueducto se encuentran tan sedimentadas que de ellas solo puede salir lodo.
El estado actual de esta planta construida con $15.000 millones se deteriora cada día más, impidiendo que las familias de esta zona accedan al preciado líquido.
PRIMERA LÍNEA indagó a cerca del proceso y los problemas que han tenido esta obra de infraestructura en su operatividad, pero el ingreso a las instalaciones fue negado. Gabriel Yance Quintero, operador de la planta mencionó algunos detalles importantes relacionados con el funcionamiento: “el acueducto regional del sur fue puesto en marcha en el 2017, le inyectaron aguas a las unidades de tratamiento pero nunca le brindaron la operación idónea. Los filtros recibieron por mucho tiempo aguas con niveles de turbidez no aptos; esta negligencia produjo la colmatación de los lechos filtrantes”, dijo el profesional ambiental.
El operador aseguró, “el dosificador se encuentra en mal estado por el tiempo que tardó la PTAP sin operar, como consecuencia se dañó el equipo”. Según Yance Quintero existe una solución “para que el sueño de tener agua potable en el corregimiento de Los Venados por fin se haga realidad, se debe adecuar la sala de cloración, arreglar o comprar el dosificador y así realizar la desinfección de la línea de conducción con la concentración de cloro idónea. La desinfección de esta red debe ser muy rigurosa porque se encuentra muy contaminada”.
Alcancía rota
La falta de agua tratada ha llevado a que los auxiliares del centro de salud de Los Venados tengan que comprar galones de agua potable, llevada desde Valledupar, por un valor de $3.000 para realizar procedimientos odontológicos y quirúrgicos.
En circunstancias más difíciles el agua es suministrada por miembros de la Policía Nacional que se encuentran en la zona: “nos toca estar comprando agua para los equipos de odontología. Las piezas se nos tapan sino usamos agua tratada. Además esto debe ser importante en la atención y salud de los pacientes. Hace más de un año vivimos esta situación, sumado a esto, solo contamos con la presencia de un odontólogo que viene de Mariangola una vez a la semana, este es un centro de salud donde se atienden personas de Los Venados, Guaymaral, Las Mercedes, Caracolí, Camperucho, Sabanita, El Perro, Campo Alegre y Las Cumbres”, dijo Maribel Payares Ordoñez, auxiliar de odontología.
“SEGUIMOS VIVIENDO Y ESPERANDO CON CARA AMABLE”
Los intereses políticos han sido una de las variantes que han distorsionado la solución al problema del agua en Los Venados. Por el momento, el líquido es captado del río Garupal, una fuente ubicada a menos de un kilómetro del casco urbano, que ha ido perdiendo su caudal progresivamente y la situación empeora para los habitantes en época de sequía. Esta es la razón por la que algunos ambientales aclaran que el agua del acueducto debería ser captada del río El Diluvio, por su mayor caudal.
En este sinsabor del agua los más perjudicados son los ciudadanos: “aunque llevo más de 40 años como docente, la construcción de esta PTAP fue un paso muy grande y estamos agradecidos, pero la falta de funcionamiento ha afectado a mucha gente sobretodo todo a los ancianos y niños. Algunos han presentado enfermedades por la forma en la que llega el agua que tienen que usar para sus actividades cotidianas y para comer. Esperamos que los próximos gobernantes centren su atención a este problema con el que sufrimos tanto a causa de la falta del precioso líquido que necesitamos para vivir”, comentó Erilso Rueda, líder social y docente de Los Venados.
En su gobierno, Francisco Ovalle Angarita, gobernador del Cesar, ha invertido más de $70.000 millones para subsanar agua, saneamiento básico, acueducto y alcantarillado en distintas poblaciones del Cesar. ¿Se han destinado de manera correcta los recursos?
Para Limar José Blanco Castillo, gerente de la Contraloría de la Republica seccional Cesar, “algunos acueductos han tenido dificultad en la construcción pero en el caso del acueducto regional, esta salió adelante. En muchos de los casos hay acueductos que han podido ser terminados pero no basta con la terminación sino que hay una parte que es la inconstante operatividad que ha sido la dificultad para que las comunidades puedan recibir agua potable. Esa operatividad de los acueductos no es sostenible en el tiempo, en algunos casos se destinan fontaneros que compran los implementos químicos para el procesamiento del agua pero lo compran para potabilizar una parte del recurso, posiblemente al día siguiente no van a tener para comprarlo entonces no va a existir sostenibilidad. No hay empresas que estén operando en los acueductos y eso genera inconvenientes en la potabilización del preciado líquido”, comentó el abogado, quien concluyó diciendo que “la potabilización del agua es muy importante para la Secretaría de Salud Departamental y Emdupar”.
Finalmente, el secretario de Salud del Cesar, Jorge Juan Orozco Sánchez, “aunque el agua potable está estrechamente ligada a la salud, el tema de la infraestructura no tiene que ver con el sector salud, pero si considero que la falta de voluntad política, la falta de planeación y de interés en que esta problemática sea visible en los planes de desarrollo tanto departamental como municipal, no ha permitido que se avance en la solución y en lo poco que aparece en esos planes de desarrollo, no los cumplen”.
La dura pena de Guacoche y Guacochito
Un galón de agua tratada cuesta $2.000 y solo demora una semana. Quienes no tienen el dinero esperan cuatro y cinco días hasta que llegue el carrotanque con agua potable desde Valledupar.
Por más de 40 años los habitantes de los corregimientos de Guacoche y Guacochito esperan la construcción del acueducto que abastecería estos territorios, incluyendo zonas del Alto de la Vuelta, Las Raíces y El Jabo.
La crisis por la falta de agua potable incrementa durante los fenómenos de cambio climático. “La situación es más complicada en época de sequía. El río donde se extrae el agua no tiene el mismo caudal y la que necesitamos para tomar y preparar los alimentos tenemos que comprarla dos veces o más por semana. La que vamos a consumir la almacenamos en galones, como tratamos de no gastarla muy rápido, tarda algunos días, pienso que esto puede ser perjudicial para la salud por más que sea agua tratada”, dijo Luis Carlos Zuleta Rondón, corregidor e inspector de Guacoche.
En épocas de invierno y sequía cambia la calidad del agua con variaciones en la turbiedad, que en ocasiones es tan alta, el color es marrón como consecuencia de la cantidad de solidos disueltos. En las tuberías se han quedado atrapados sapos y anguilas, las mismas personas de la comunidad se han visto obligadas a limpiar los conductos o redes por donde circula el agua sin tratamiento: “los más perjudicados son los niños que han presentado diarrea, enfermedades gastrointestinales y en la piel”, mencionó Zuleta Rondón.
El agua que llega a los hogares de más de 518 familias en estos dos territorios es captada del río Badillo, lugar donde se realizan extracciones de arena como actividad económica que garantiza el 70 % de la economía del lugar y una labor que es realizada por ‘paleros’. Estas acciones influyen de manera directa en el caudal del río y sus características fisicoquímicas y biológicas como afluente natural.
En Guacoche y Guacochito no hay una Planta de Tratamiento de Agua Potable, PTAP. Sin embargo, los habitantes pagan una factura mensual por el servicio de agua por un valor de $1.000.
“Desde que tengo uso de la razón en este lugar no hemos tenido agua potable. Esta situación es cada vez más difícil e implica un gasto económico diario para nosotros. Las comunidades necesitan un cambio porque la calidad del agua es importante para el desarrollo social y cultural”, comentó Eliana Romero Churio, gestora comunitaria y miembro del Consejo Comunitario Cardonales de Comunidades Negras de Guacoche.
LIMITANTES PARA LA SOLUCIÓN
Desde la gobernación de Francisco Ovalle Angarita se plantearon los lineamientos y el proyecto para la construcción del acueducto que sería construido en la zona del Alto de la Vuelta. Este proceso se detuvo, a razón de que uno de los predios por donde se pretendía ejecutar una parte de la obra pertenece a una propiedad privada. Esta situación es uno de los limitantes más grandes a los que se ha enfrentado la administración departamental.
Los documentos que deben gestionarse para enfrentar este inconveniente que restringe los procesos, requieren un tiempo considerable. A pesar de que para el problema de estos pueblos ha existido el querer político que pone en marcha el sistema de agua potable y saneamiento básico de Guacoche y Guacochito, no han logrado un acuerdo con el propietario de la tierra.
“Esto no has afectado durante años como comunidad. Ahora que hay voluntad política por parte del gobernador, según tengo entendido el dueño de uno de los predios por donde tiene que pasar una tubería para la construcción de la PTAP no ha querido ceder. Esta ha sido la razón por la que no se ha iniciado la obra”, dijo Jose Eugenio Castilla Cabana, inspector de Guacochito.
La población que alberga toda esta zona corregimental sigue en la espera que se tomen decisiones positivas en ambas partes: gobernación y dueño del predio privado, para que esta obra que tanto anhelan pueda convertirse en una realidad: “más que enviar un mensaje al gobernador y al alcalde, es pedirle al dueño de estos terrenos que se ponga la mano en el corazón y de su aval para que este proyecto que va a beneficiar a más de 3.500 personas se lleve a cabo. Algunas redes subterráneas ya están, falta una tubería que debe pasar por ese predio para que se pueda construir la planta que nos va a garantizar la calidad del preciado líquido”, concluyó Castilla Cabana.
Las circunstancias de estos dos corregimientos del norte de Valledupar no están muy lejos de la que atraviesa Los Venados. Los primeros, con un proyecto de alcantarillado inconcluso por un predio privado y el último, un lugar con una PTAP que no está en operatividad.
“Nos sentimos abandonados”
Los campesinos y sus familias en el corregimiento de Azúcar Buena – La Mesa, no cuentan con agua potable. La bocatoma donde se capta el agua sin tratamiento, no se encuentra en óptimas condiciones y los sistemas de riego limitan el acceso al agua de más de 2.000 personas.
El panorama de productividad y actividad económica de La Mesa se aleja cada día más de la situación en la que más de 250 familias no cuentan con agua apta para el consumo humano. Después de sufrir los golpes del conflicto armado desde 1999, este territorio que hoy vive en paz, sufre por no tener acceso a un sistema de alcantarillado con óptimas condiciones.
La Mesa tiene un común denominador con otros corregimientos, la captación del agua se efectúa de una fuente hídrica en la que se encuentra ubicada la bocatoma de un tuvo madre que conecta con el pueblo. Los sistemas de riego que han conectado las fincas y otras zonas aledañas perjudican el caudal del rio La Mesa. Estas desviaciones se realizan con pequeñas tuberías y son usadas para los cultivos y consumo animal.
Algunos miembros de la comunidad han recibido amenazas por dejar en evidencia las zonas donde se capta el agua que va a varias fincas sin ningún permiso ambiental. Primera Línea habló con una persona de la comunidad que quiso permanecer en el anonimato y dijo: “los dueños de las fincas usan tuberías para captar agua del rio que usan para riego. Con los años el agua que es captada para uso de los habitantes, va a desaparecer. Quienes han intentado denunciar estas cosas han recibido amenazas. A veces no llega agua suficiente al pueblo por la están extrayendo toda de las fincas”.
ESTADO DE LA BOCATOMA AGUAS ARRIBA
En La Mesa el agua es captada por gravedad en el río La Mesa a través de un tuvo madre de 10 pulgadas, fue construida hace siete años aproximadamente pero su estado no es favorable.
“En la bocatoma hay muchos desechos, uno puedo encontrar pedazos de ramas, bolsas de plástico y basura. En La Mesa no tenemos agua potable y no tenemos un buen servicio de salud. Necesitamos una Planta de Tratamiento de Agua Potable, después de todas las luchas por el conflicto en el pasado, hoy sufrimos por no tener agua tratada”, expresó Orlando Garzón, quien fue obrero en la bocatoma.
A unos 30 metros de la captación inicial, se encuentra una piscina desarenadora que tienen cuatro metros de profundidad y un filtro completamente saturado de sólidos y desprendido. Miembros de la comunidad se vieron obligados a instalar una rejilla que retiene sólidos de gran tamaño. Sin embargo, estas rejillas tienen pequeños orificios que no logran detenerlos sólidos más pequeños que traspasan esta barrera que está siendo usada como filtro. Por esta razón, en ocasiones el agua que sale del grifo en las viviendas contiene gusarapos y otras especies de larvas pequeñas.
La piscina y el lecho filtrante de esta bocatoma presentan grietas en el concreto por donde se escapa una parte del agua. Después de que el agua es “filtrada” en estas piscinas ingresa nuevamente a la tubería aparentemente “sin sólidos” para ser distribuida a La Mesa.
Una de las preocupaciones más grandes de la comunidad es el estado del agua en la cabecera que se encuentra cercana a los resguardos indígenas: “Los indígenas cuando muere un animal lo echan al río, sumado a eso algunos hacen sus necesidades allí y también las heces de murciélagos caen en esa agua que llega hasta la bocatoma y que nosotros hervimos para consumir”, dijo el docente y líder comunitario.
Para los líderes sociales de Azúcar Buena ni ha sido fácil asumir el papel de protectores ambientales. No han contado con el apoyo gubernamental y algunos aseguran sentirse abandonados. “Esto lleva años así pero los gobiernos no le han echado una mirada a La Mesa en este asunto. El alcalde mandó a hacer una inspección fotográfica pero nada más. Las ayudas que hemos recibido han sido porque nos hemos vinculado a programas del gobierno que nos beneficia como desplazados por la violencia. En este problema, nos sentimos abandonados”, concluyó Orlando Garzón.
Primera Línea dialogó con el alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía, quien hizo aclaraciones de las inversiones que recibe el municipio: “Valledupar no recibe regalías directas; todas las recibe la gobernación. En el Departamento Nacional de Planeación, DNP, hay una fórmula que es población Vs. necesidades básicas insatisfechas, NBI, entonces para ellos nosotros estamos bien, tiene que superar el 37, nosotros estamos en 34 por eso no recibimos regalías, mientras que Montería si recibe. Somos la tercera ciudad con mayor desempleo tenemos pero para el DNP estamos bien en NBI y por eso no recibimos regalías”, dijo Ramírez Uhía.
La autoridad del municipio hizo alusión a los proyectos que se están gestionando en alcantarillado para algunos corregimientos de Valledupar: “Estamos por finiquitar la ejecución del contrato de obra pública del acueducto del Alto de la Vuelta, Guacoche y Guacochito. Este una inversión de más de $5.000 millones en donde estamos garantizándole el servicio de agua potable esta población tan importante. También estamos operando el acueducto de Caracolí, Los Venados, El Perro y Guaymaral. Ya hicimos los proyectos de los diferentes corregimientos y también estamos haciendo con el Reino Unido una consultoría para el plan maestro de alcantarillo corregimental que va a beneficiar a más de 10 corregimientos”, concluyó Ramírez Uhía.
La riqueza hídrica, agrícola, ganadera y cultural que tiene La Mesa no ha sido suficiente para solventar este dilema que carcome la esperanza que aún abrigan estos territorios. Sin duda alguna, la vida de los residentes en los corregimientos del municipio de Valledupar y otras zonas del Cesar, aprendieron a vivir con los sinsabores del agua.
RESPUESTA A LA COMUNIDAD
El Cesar ha recibido más de $700.000 millones en recursos de regalías por explotación de combustibles durante los años 2009, 2011, 2014 y 2018. Incluyendo el valor de más de $100.000 millones provenientes de recursos de la nación a través del Sistema General de Participación, surgen varias preguntas: ¿Cuál ha sido la inversión destinada para agua potable y saneamiento básico en el Municipio de Valledupar y sus zonas corregimentales? ¿Cuáles han sido los verdaderos causales que impiden la construcción de acueductos en los municipios? ¿Hace falta voluntad política? ¿Cuál es la verdadera solución?
Después de recorrer cuatro de los 25 corregimientos de Valledupar, seguramente los 21 restantes se enfrentan al mismo problema con el fluido vital. Primera Línea habló con el gobernador del Cesar, Francisco Ovalle Angarita, quien se refirió al tema.
“Estamos haciendo la consultoría del alcantarillado de corregimiento de Atánquez en el Municipio de Valledupar. ¿Por qué no hemos invertido tanto en el municipio de Valledupar? Porque la competencia hoy la tiene la empresa Emdupar, la competencia directamente de las inversiones de los proyectos de saneamiento básico los tiene Valledupar, así como está certificado en educación y que maneja y opera la educación, así también tiene la competencia para poder garantizar”.
El mandatario aclaró que las inversiones se han orientado a la ejecución de proyectos de agua potable durante su cuatrenio: “en resumen hemos invertido $62.000 millones en programas y proyectos de saneamiento básico en todo el Departamento del Cesar durante este cuatrenio, unos cofinanciados, otros directamente con regalías y Sistema General de Participación de agua potable pero la mayoría del grueso está por regalías que fue lo que sacamos adelante con el proyecto de Aguachica que es el más grande, con la segunda etapa suma casi $24.000 millones. Hicimos la PTAP de González y con el Sistema General de Participación mejoramos la continuidad del pozo del río de Oro para abastecer el acueducto de esta población. Fueron inversiones en el sur, en el centro del departamento y en el norte del Cesar”, dijo Ovalle.
Durante el proceso para las construcciones de las PTAP, el gobierno se ha enfrentado a varios limitantes, Francisco Ovalle mencionó uno de ellos: “los limitantes son los recursos, si aquí hubiera más recursos para poder disponerlos pero hay una orientación a través del Sistema General de Participación que es un recurso muy limitado para la inversión. De lo que nos gira anualmente la nación para proyectos de saneamiento básico, solamente el 45 % va para inversión y el 55 % para el ente gestor que es aguas del Cesar para el funcionamiento, ahí tenemos un limitante. La disposición que ha tenido este gobierno es tomar recursos de regalías para poder orientarlo hacia estos programas y proyectos de saneamiento básico. Hemos mejorado mucho, lo que hemos hecho en estos cuatro años ha sido superar corregimientos que de verdad no tenían ni siquiera lo básico que es el saneamiento por lo menos tener donde disponer. También hicimos en Poponte optimizar el alcantarillado y la PTAR es una población con más de 6.000 habitantes. Fueron muchas las inversiones que se hicieron y estamos llegando hace más 70,000 millones de pesos, una última inversión en el corregimiento más grande que tiene Chiriguaná”, concluyó.
Según el gerente de Aguas del Cesar, Pedro Serrano, después de construido un sistema de alcantarillado las comunidades se enfrentan a todo un cambio socioeconómico y cultural, quienes no están preparados para pagar una factura de agua.
“Nosotros somos gestores del Plan Departamental de Agua, PDA, y generamos proyectos en articulación con los municipios para mejorar los indicadores de agua potable y saneamiento básico. Los recursos que se reciben del Sistema General de Participación no son suficientes razón por la que empresas de servicios públicos usan los subsidios de alcantarillado, acueducto, aseo, disposición final, etc. En Aguas del Cesar ejecutamos $128.000 millones para proyectos y el SGP que recibimos en estos cuatro años apenas fue de $22.000 millones, los recursos restantes fueron obtenidos de regalías. La condición mas fácil para tener un acueducto es la plata, la más difícil son los predios, las condiciones en la que están y los permisos ambientales, son los temas más complejos. La operación y la sostenibilidad en los procesos de las PTAP son los retos después de su construcción”, dijo Pedro Serrano.
Por su parte, un ente conocedor del tema aclaró que desde la empresa Emdupar se realizan solo acompañamientos técnicos en los corregimientos y zonas del municipio que lo requieran, pero el servicio de agua potable es dirigido solo a la zona del municipio de Valledupar: “la empresa Emdupar solo atiende la ciudad de Valledupar, esa competencia la tiene la alcaldía en cabeza de la secretaría de Obras y los mantenimientos en la secretaría General. Sin embargo, nosotros lo que si hacemos es acompañamientos técnicos cuando ellos lo requieren, por ejemplo la PTAP de Caracolí prestamos acompañamiento en lo técnico y administrativo”, comentó José Gutiérrez, gerente de Emdupar.
Los retos a los que se enfrentan los gobernantes electos del Cesar están orientados a solventar de manera definitiva los problemas del agua, haciendo uso adecuado de los recursos que llegan como derecho a la región. El agua potable es un derecho fundamental que garantiza la calidad de vida de las poblaciones.
PERIODISTAS: MARIAM ALMEIDA
DISEÑO Y PROGRAMACIÓN: PRIMERA LINEA
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